Cosmicidad

Los trazos sutiles que unen las distintas colecciones de Bernardo Falconi, hacen ver una suerte de manifestación, al haber percibido los sutiles misterios de la energía vital creadora, que habita como un sol interior que ilumina los misterios de la vida de las plantas los elementos, las hadas, sílfides u ondinas, de un ecologismo cósmico. El poeta Ernesto Cardenal hace su Cántico Cósmico a la creación, Falconi un cántico visual en su ecología cosmológica. Falconi ha viajado por los confines del universo a través de su mirada satelital, como hijo perfecto del tiempo de satélites telescopio como Kepler, X-Chandra o James Webb.

Hay en su obra miradas telescópicas de confines galácticos como en Consciencia, que asemeja construcciones astronómicas de fotografías del universo, en pigmentos originales que van del infra-rojo al ultra-violeta. El pintor capta en su búsqueda epifánica, el origen del color en el origen de los polvos estelares.

Hay también una mira microscópica en Falconi, de un microscopio electrónico y magnético, sutil máquina óptica que nos hace ver las maravillas de la creación de plantas, flores, paisajes que nos muestran a un niño corriendo extasiado por los prados del volcán Ilaló, integrado en la misma vida como un observador diminuto viendo en las pequeñas plantas, gigantes árboles. Mucha Abundancia, Nutrición Visual, Crecimiento, Unión, el complex de la Naturaleza. Como la Unidad del  Monoteísmo del cosmos simbolizada por el dios egipcio Akhenaton, donde el pintor en su cuadro hace parecer brotar todo de este Ser-único, como el Sol: Monoteísmo de Akhenaton.

Esta unidad ha creado Plantas y  Bosques Cósmicos que son el espejo de lo Interestelar. Es la misma sabiduría del Aguacoya o San Pedro, planta mágica de los valles equinocciales de Kitu o Esencia instrospectiva del pájaro que se eleva como el penco sagrado de siete anillos, que es el brebaje de los apus y yachays, o El sueño del Abuelo que nos sumergen en la vibración esencial del sol en el centro del mundo. La pintura del centro del mundo mira la luz de lo efímero y hace la síntesis del color. Los pencos de San Pedro son los hijos del sol recto del axis mundi.

¡Qué mejor manifestación de la resistencia al tiempo y su esclavitad a él, que un Árbol! Esta pintura, hace una suerte de zoom a un tronco de un árbol de roble sideral, del árbol de la pintura Crecimiento; imagen que nos catapulta en el tiempo hacia el pasado del roble aquel que usaron los Druidas como símbolo de la eternidad y de la encina que reverdece en el blanco invernal nórdico. Este árbol es, para los sabios Druidas, como el árbol del centro del mundo que une el cielo con la tierra. Las texturas de esta pintura nos dejan ver las gritas en volumen de la corteza del tronco que sostiene el universo, son como arrugas o marcas de un tiempo anciano que conoce el devenir. 

Un futuro de nuevas ciudades, Cosmopolitan, que se elevan como plantas cósmicas nos vaticina Falconi, un futuro de ciudades ecológicas de lo posible con pirámides del sub-trópico y edificios orgánicos, donde capsulas biológicas son el transporte de seres futuros de alta sensibilidad y conexión vital. El Ideal de Falconi está plasmado en su pintura intemporal.

Galo Cevallos Rueda

Enero 2024

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